• Conmemoramos 165 años de esta gesta heroica
  • Juan Santamaría un humilde soldado que pasó a la historia en dos países

Por: Emmanuel Miranda Pérez

Aunque en este 2021 esta celebración no será como en años anteriores, el Erizo, nuestro héroe nacional, es una de las figuras más importantes de nuestra historia, Juan Santamaría demostró que los costarricenses podemos realizar gestas enormes y entregar la vida por valores tan importantes como lo son la libertad y la justicia.

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Pero, ¿cuánto sabe usted del soldado Juan Santamaría? ¿En verdad era alajuelense, por qué le decían el Erizo? Esta y otras cosas son necesarias conocerlas para entender qué celebramos el 11 de abril.

Primero tenemos que enterarnos que Juan Santamaría es el único costarricense que es Benemérito de la Patria en dos países; así es considerado en nuestro país y en Nicaragua también.

Pero hay más cuestiones curiosas. De nuestro héroe nacional no sabemos todavía si murió quemando el Mesón de la familia Guerra, o si falleció de cólera de camino a Costa Rica.

Otro de los datos sin saber de Santamaría era su padre; se sabe que Juan Santamaría era el hijo natural de doña Manuela Santamaría Rodríguez. En la partida de bautismo que se recoge en la parroquia de Alajuela aparece inscrito con las siglas P.N.C (Padre no conocido), sin embargo algunos historiadores como Quince Duncan y Carlos Meléndez han afirmado que, pudo ser hijo de un mulato guanacasteco, de ahí el mote de El Erizo.

Juan Santamaría nació el 29 de agosto de 1831, ese mismo día y sin saber el futuro que le deparaba al infante, fue bautizado Juan en la Parroquia de San Juan Nepomuceno de Alajuela por el párroco José Antonio Oreamuno. 

La infancia de Santamaría fue muy dura, su madre era una vendedora ambulante y dada que en Alajuela no había escuelas, para poder aprender algún oficio ingresó al cuartel de armas de Alajuela a los 10 años de edad. Allí aprendió el oficio de tamborillero (Este oficio era importante en los ejércitos ya que el tambor se usaba para dar órdenes de marcha a los ejércitos). 

De joven Juan hizo varios oficios, fue albañil, jornalero y hasta sacristán de Alajuela. El 3 de marzo de 1856 se enlistó en el ejército nacional bajo la división del comandante alajuelense Coronel Manuel G. Bosque.

La Batalla de Rivas.

Posterior a la batalla de Santa Rosa, el Ejército Nacional y las tropas leales nicaragüenses, llegaron a Rivas que fue abandonado por los pocos destacamentos filibusteros. 

El 10 de abril, el ejército filibustero interceptó a un nicaragüense leal con una serie de indicaciones para las tropas nicaragüenses de Masaya; en esa información se decía la ubicación de las tropas costarricenses y del mismo Juanito Mora en el campo de batalla. Ante ello Walker planea una estrategia para acabar con la guerra, este consiste en capturar a Mora y acabar con él. De esa forma poder apoyarse en seguidores costarricenses al coronel estadounidense para que aprovechen el vacío de poder y nombren a Walker presidente de Costa Rica. 

Al principio el plan de Walker funciona, el ataque a Rivas le permite tomar la plaza central y estuvo a punto de capturar no solo a Juan Rafael Mora, sino a todo el Estado Mayor costarricense, incluidos José Joaquín Mora y General Cañas. Pero gracias al Coronel Lorenzo Salazar que con un puñado de hombres sacó al presidente Mora y el Estado Mayor del cuartel, el plan de Walker falló. Ahora la batalla sería urbana y cada calle, cada victoria costaría mucha sangre derramada.

En las afueras de la ciudad, el Batallón Santa Rosa intentó golpear el flanco derecho del batallón leonés, pero las tropas del mayor estadounidense atraparon al grupo del mayor Escalante. Santiago Millet, Quirós y Cañas intentaron acabar a las tropas de Brewster en el suroeste pero también las acciones fueron repelidas. Las formaciones ticas y nicaragüenses parecían quebrarse e irse hacia una derrota, hasta que el viento empezó a soplar a favor de los centroamericanos. Los coroneles Linton y Markham avanzan con la primera división, sin embargo las tropas ticas logran repeler los avances. Ante esta derrota los filibusteros se atrincheran en el Mesón de Guerra, los ticos y nicaragüenses hacen varios intentos de tomar el edificio pero es imposible, por lo que toman la decisión de incendiarlo. 

La quema del Mesón

Las crónicas de la guerra explican muy bien qué pasó en esos momentos. El teniente cartaginés Luis Pacheco Bertora toma una tea y avanza por la empedrada calle, pero es abatido por un francotirador desde dentro del mesón, con la tea aun ardiendo el nicaragüense Joaquín Rosales corre hacia donde Pacheco y toma la antorcha del moribundo cartaginés, decidido a concluir la obra avanza y llega al Mesón. Logra incendiarlo y cae abatido, con tan mala suerte que el incendio es apagado rápidamente. 

Las tropas ticas deciden hacer un intento más de quema y es un tamborillero de la división alajuelense el que toma la antorcha hasta llegar al mesón e incendiarlo, esta vez los filibusteros abandonan la posición ya que no pueden contener el incendio, sin embargo Santamaría es abatido en el momento de incendiar el mesón de Guerra. 

Después de la quema del Mesón

La batalla cambia de sentido y son los costarricenses los que ahora avanzan a todo galope por sobre Rivas, a las 5:00 de la tarde los anhelados refuerzos del General Máximo Blanco y de los comandantes Alfaro Ruiz y Escalante, con lo que la suerte de la batalla se vuelca en favor de los costarricenses.  

En la madrugada una nueva ofensiva tica nicaragüense intenta tomar la plaza central de Rivas bajo el grito de muerte a los filibusteros, pero no encuentran a nadie, solo en la iglesia aparecen algunos filibusteros heridos los cuales son juzgados por crímenes de guerra y asesinados.

La batalla terminó con la victoria del bando centroamericano no sin pagar un alto precio, los filibusteros tomaron las dos piezas de artillería costarricense, además 120 fallecidos fue el saldo en el bando nacional. Los costarricenses perdimos casi el 10% de todas las tropas apostadas para la defensa de Rivas. 

La importancia de esta batalla es que demostró que las tropas centroamericanas podían derrotar al invasor en cualquier terreno donde se apostaran, la guerra sería larga y apenas comenzaba, pero el 1 de mayo de 1857, William Walker se entrega al capitán estadounidense Charles H. Davies, negándose a reconocer a las tropas centroamericanas como las vencedoras del conflicto. 

Ese mismo día tropas costarricenses y guatemaltecas ingresan a Rivas donde solo encuentran 600 desarmados filibusteros que son capturados por los centroamericanos y obligados a desfilar como piezas de trofeo. 

Walker volvería intentar tomar Centroamérica, pero sería detenido y fusilado en Trujillo Honduras en 1860.

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