Emmanuel Miranda
Para HOY EN POSITIVO
Desde el 25 de mayo pasado, Costa Rica se convirtió en el cuarto país de Latinoamérica que se unió a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El proceso de ingreso a este prestigioso organismo internacional tardó 10 largos años, en los que el país recibió varias evaluaciones y tuvo que realizar cambios que le permitiera acceder y poder trabajar junto a otros 37 países.
La OCDE es una organización internacional que trabaja para construir políticas efectivas y eficientes para aspirar a una mejor vida de los habitantes de las naciones miembros. El objetivo es entonces, elaborar políticas que fomenten la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todos; para todo ello, esta entidad ya acumula 60 años de experiencia y conocimientos para preparar mejor el mundo hacia los desafíos del presente y del mañana.
A partir de su ingreso, Costa Rica tiene todos los derechos y obligaciones de los otros integrantes participantes. Este grupo ha ayudado a muchos países a mejorar su legislación y sus políticas para que puedan alcanzar el tan anhelado desarrollo.
Con el ingreso a la OCDE, Costa Rica podrá comparar sus procesos con las naciones más eficientes del mundo, y también recibirá asistencia y cooperación de estos mismos países para mejorar cada una de sus acciones. La OCDE ayuda a los gobiernos a promover la prosperidad y a combatir la pobreza a través del crecimiento económico, la estabilidad financiera, el comercio y la inversión, la tecnología, la innovación, el estímulo empresarial y la cooperación para el desarrollo.
La gran organización brindará las herramientas que si el país utiliza de manera correcta, pueden contribuir a derrotar muchos de los flagelos que vive nuestra sociedad, tales como pobreza, corrupción y la formulación y desarrollo de acciones y su implementación efectiva traducidas en políticas públicas.
Estos cambios políticos no darán resultados de la noche a la mañana, pero en un futuro veremos cómo Costa Rica mejora la efectividad de los esfuerzos que desarrolla. Para ello el país tiene que estar dispuesto a evaluarse constantemente por la OCDE.