• Todos hemos iniciado nuevos hábitos individuales al calor de la pandemia, ¿cuáles de los detallados en esta columna considera usted que llegaron para quedarse?
  • Iniciamos una serie de tres columnas sobre lo que “llegó para quedarse” en tres ámbitos: personal, equipo y empresa. Le agradeceré escribirme para contribuir con sus perspectivas.
German Retana / [email protected]

Luego de varios meses de enfrentar la pandemia, conviene identificar los hábitos que podrían conservarse cuando esta haya quedado atrás. Indagué la opinión de gerentes, empresarios y colaboradores de organizaciones con las que he trabajado en la actual coyuntura. Los resultados aluden a la gestión personal, de equipos y de empresas. Los sintetizo en tres columnas.

Respecto a la gestión personal, le invito a evaluarse usando una escala del 0 (bajo) al 5 (alto). Esto es una guía, ningún buen hábito es obligatorio; más bien, es una manifestación de adaptabilidad.

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Salud física: Dieta balanceada, buena hidratación, horas apropiadas de sueño y descanso, práctica diaria de ejercicio físico (  ). Toma de conciencia sobre la vulnerabilidad y el riesgo, implementación de estrictos hábitos de bioseguridad, especialmente al regresar a casa (    ).

Familia: Mayor comprensión en la convivencia, trato amable estando en confinamiento parcial (  ). Cuido más responsable de los adultos mayores (  ). Distribución equitativa de roles y tareas (   ). Más períodos de recreación, creatividad para entretener a niños en espacios reducidos (    ).

Equilibrio trabajo–familia: Manejo adecuado y flexible de los recursos tecnológicos y del tiempo laboral y familiar (   ). Equilibrio en el ejercicio del teletrabajo, atendiendo tanto su propia salud mental como la de su familia (   ).

Autoempoderamiento laboral: Autorregulación de jornadas y trabajo, claridad en cuanto a prioridades y metas diarias (   ). Facilidad para ejecutar una multiplicidad de tareas y para realizar nuevos aportes a la empresa (   ). Proactividad en autogestión de desarrollo profesional (   ).

Estabilidad financiera: Adopción de medidas de ahorro, austeridad y previsión a medio plazo ( ). Cumplimiento de obligaciones financieras (  ). Alta responsabilidad y eficiencia en el trabajo (   ).

Vida social: Selección cuidadosa de actividades sociales y de su frecuencia (  ).  Distanciamiento físico en señal inequívoca de cuidado mutuo entre amigos, en reuniones y en oficinas (   ). Empleo de video llamadas: robustecimiento de la empatía en la interacción a distancia con los otros (   ).

Espiritualidad: La reducción de la vida en comunidad tiene sus riesgos, la soledad, por ejemplo. Pero esta nos ayuda a descubrir el valor de las pequeñas cosas, a mirar hacia adentro y a cultivar la esperanza y la resiliencia (   ). Se cultivan el autoconocimiento, la serenidad, la humildad y la inteligencia emocional (   ). Se afianzan el sentido de propósito, las convicciones y los valores (  ).

¿Qué tan cerca está de los 100 puntos? Adaptabilidad no es resignación, sino la capacidad de practicar nuevos y valiosos hábitos. Gestionar con confianza el presente permitirá cosechar un buen futuro. Posiblemente, las expresiones afectivas fuera de la burbuja familiar cambiarán para siempre, la espontaneidad cederá el paso a la prudencia. Los entrevistados coinciden en que se han percatado del disfrute de momentos cuyo valor antes pasaba desapercibido. ¿Y usted?

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