Por: Emmanuel Miranda Pérez
El 26 de agosto de 1940, el presidente de la República Rafael Ángel Calderón Guardia, firmó la ley 362 que creaba la Universidad de Costa Rica como institución de educación formal universitaria. Para ese momento Costa Rica era la única nación de Latinoamérica que no contaba con una universidad propia.
Nuestros estudiantes solo podía optar por tres profesiones en el país, podían estudiar en la facultad de Farmacia, podían estudiar en la Escuela Normal para ser maestros, o podían estudiar en la facultad de Derecho que había quedado de la antigua Universidad de Santo Tomás.
A partir de ese momento, Costa Rica avanzó rumbo a ser una nación que basa su desarrollo en el conocimiento y la información; la Universidad como eje de desarrollo de este país se hizo una realidad.
En 1946 la UCR tuvo su primer Congreso donde definieron los pilares fundamentales de la academia universitaria. La Universidad de Costa Rica se fundamentaría en los vértices que afirmaba el filósofo José Ortega y Gasset sobre lo que es una universidad.
| Lucem Aspicio, lema de la UCR |
El primero de esos vértices es la docencia, como pilar formativo, la universidad moldea mentes para que sean críticas y humanistas. Que pongan ante todo al ser humano y su dimensión como fin y no como medio para alcanzar algo.
El segundo pilar es la investigación. La universidad ya no solo vista como replicadora del conocimiento, sino como generadora de nuevo conocimiento. Es así como centros como el Clodomiro Picado hacen investigación que salvan vidas (como lo hemos visto con los tratamientos contra la covid), o el Instituto de Investigaciones Sociales, el Laboratorio Nacional de Materiales Lanamme y tantos otros centros de investigación.
Por último el tercer pilar universitario es la acción social; la universidad no es un espacio cerrado sino abierto a apoyar con sus conocimientos a los diversos grupos sociales que más lo necesiten. Docencia, Investigación y Acción Social, son los pilares fundamentales de la UCR.
Para todos los que pasamos por sus aulas, solo puede uno sentir un orgullo tremendo de estos ochenta años haciendo de Costa Rica un país que busque la luz (Lucem Aspicio como su lema).
