• Marjorie Blanco es todo un ejemplo a seguir
  • Su historia confirma que los sueños se pueden hacer realidad

 

Redacción / HOY EN POSITIVO

Empezó vendiendo café en el aeropuerto y limpiando habitaciones de hotel; ahora forma parte del 5% de las mujeres pilotos en el mundo. La falta de dinero, las críticas y sus propios temores fueron obstáculos, pero ninguno pudo cortar sus alas. Marjorie Blanco es la piloto del avión corporativo de Walmart Centroamérica con el cual surca los cielos llevando un mensaje a todos:

!Ya podés matricular en la UNED. El éxito te espera!
“Abracen sus sueños y nunca pierdan la mirada de adonde quieren llegar”.

Ella misma nos cuenta: “cuando era niña, mis papás me llevaban a visitar a mis hermanos a Heredia y cuando el bus pasaba por el aeropuerto, mis ojos corrían a buscar los aviones. Me fui a vivir a la provincia de las Flores a estudiar Turismo e Inglés y conseguí un trabajo vendiendo café en las tiendas del aeropuerto (Juan Santamaría); también trabajé limpiando habitaciones en un hotel y como agente de counter: chequeando pasajeros y abordando los vuelos.

Con 23 años, tuve la oportunidad de acompañar a unos pilotos en un vuelo local a Puerto Jiménez. ¡Fue amor instantáneo! Quedé fascinada viendo todo lo que hacían: como maniobraban el avión, se comunicaban con la torre de control, ahí mismo supe que lo mío era estar en los aires. Me bajé de ese avión, llamé a mi mamá y le dije: “Mami, ¡yo quiero ser piloto!”.

No tenía dinero para pagar la carrera, un año después de bajarme de ese primer avión, me convertí en aeromoza y empecé a ahorrar para pagarme la carrera. Durante dos años me limité en muchos aspectos: no tenía vida social, no paseaba en los destinos que visitaba, llevaba mi propia comida a los hoteles y mi gran maleta y yo nos transportábamos en una moto scooter. A mis 25 años empecé a estudiar aviación, no sabía si iba a ser capaz de ser piloto, pero eso no me detuvo. En los vuelos largos como a Chile o Canadá, estudiaba en el avión en los ratos libres y en los hoteles me quedaba estudiando.

No salir del hotel, también me permitía ahorrar para pagar las horas vuelo; finalicé la carrera de aviación como estudiante de honor con un promedio de 100. En el 2015, obtuve mi primer trabajo como piloto en una aerolínea local. Verme ahí, como esos pilotos que un día admiré tanto, y volar ese avión… fue inexplicable. En uno de mis vuelos, un pasajero le dijo al otro piloto que si era yo quien iba a volar, él no se subiría al avión. Sin saber que yo sería la piloto y después de un vuelo placentero y un aterrizaje perfecto, fue inevitable el asombro de ese señor. Al bajarse del avión, se dirigió hacia mí, me dio la mano, se disculpó y me felicitó.

En el 2017, Walmart inició un proceso de selección de pilotos para su avión corporativo; después de pasar por una evaluación muy estricta y con mucha competencia, aprendí que en Walmart el valor humano no tiene precio, porque sé que más allá de mi experiencia y mi preparación académica, ser una persona íntegra y de buenos valores jugó un papel importante para que me eligieran.

Con casi 4 años de estar en esta compañía, me sigue sorprendiendo lo orgullosos que se sienten de tener una mujer como piloto corporativo; siempre recibo comentarios muy positivos de los pasajeros. No me siento diferente por ser una mujer en un rol no tradicional, al contrario, ser la piloto de Walmart es un honor y un orgullo muy grande: me hace sentir que estoy en el lugar correcto.

Mi camino no fue fácil, tuve muchas dificultades, se me cerraron puertas y, en algún momento, quise rendirme. Es algo que nos sucede a todos. Lo que me tiene aquí es ser una persona disciplinada, constante, resiliente durante las dificultades y, sobre todo, muy terca por lograr mis sueños”. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *