• Hasta 27 opciones para elegir a quien estará en la Presidencia 2022-2026
  • Más de 3.0 millones de electores salen a votar el domingo 6 de febrero

Por Emmanuel Miranda Pérez 

Puede sonar contradictorio, pero mientras la ciudadanía se ha ido alejando paulatinamente de la política, hay 27 agrupaciones que buscan ganar las elecciones nacionales y así dirigir los destinos de Costa Rica para el periodo 2022-2026.

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El próximo 6 de febrero, todos los costarricenses mayores de 18 años de edad, serán llamados a asistir a las urnas para elegir al presidente o presidenta, dos vicepresidentes y 57 diputados que serán los encargados de tomar las decisiones más importantes para el país.

Pero, ¿cuánto conocemos de nuestra historia electoral? En realidad, sabemos muy poco de todas las historias y datos interesantes que se ocultan en cada proceso electoral, por esa razón en Hoy En Positivo hemos decidido mostrar un poco esos datos curiosos que se presentan elección tras elección.

La primera vez que los costarricenses fuimos a las urnas fue justo antes de nuestra independencia. En 1812, los españoles convocaron a elecciones de la formación de las Cortes de Cádiz; los habitantes de la provincia de Costa Rica, votaron para elegir a un diputado a las Cortes: el diputado electo fue Florencio del Castillo. 

En esa elección solo votaron hombres blancos, ya que aún existía la esclavitud en nuestro país. 

Las elecciones después de la independencia

En 1825 se aprobó la Ley Fundamental del Estado de Costa Rica. Esta norma creó un sistema electoral de tres grados, donde el primer grado era universal (o sea todos los hombres votaban), pero dejó las decisiones definitivas en las clases propietarias. En 1840 se aplica el voto censitario, es decir, solo podían votar los costarricenses propietarios o que recibían una renta superior a 200 pesos anuales. En 1848 se añade otro requisito que es saber leer y escribir y la renta mínima se aumenta a 300.

Fue en 1844 que los costarricenses votaron por primera vez de manera directa para escoger a sus gobernantes. No obstante, esto duró muy poco ya que en 1847 el voto volvió a ser indirecto (se votaban por electores).

Después de la fundación de la República, la Constitución de 1848 limitaba el derecho a votar para que solo lo hicieran los hombres mayores de 21 años, letrados y poseedores de una propiedad de al menos 300 pesos o una renta anual de 150 pesos como mínimo. La Constitución de 1859 aumenta la edad para votar a 25 años y reduce el precio de la propiedad a poseer a 200 pesos.

Con la creación de la Constitución de 1871, el sistema volvió a cambiar; se establecen como únicos requisitos, ser mayor de 20 años o 18 si se era profesor y el único requisito económico era poseer un ingreso acorde con su condición social.​ Este requisito era tremendamente ambiguo así que permitía votar a casi toda la población. En 1895 Costa Rica prohibió el uso de símbolos religiosos para las campañas políticas, lo que provocó la desaparición del partido Unión Católica.

En 1913 el voto vuelve a ser directo, como lo hemos hecho desde esa ocasión. Por su parte, en 1928 el voto secreto llega a nuestro país.  Debido a muchos escándalos de corrupción y fraude electoral, en 1948 se crea el Tribunal Supremo de Elecciones para cuidar la pureza electoral. En la misma Constitución del 7 de noviembre de 1949, se introduce el voto femenino, lo cual cubre una deuda histórica con las mujeres.

El siguiente grupo que se vio beneficiado por el sistema para poder votar fueron los extranjeros; en 1955, la Ley Curling permitió que los extranjeros que se nacionalizaran pudieran obtener el voto. Esto benefició a muchos inmigrantes chinos y negros, a los que se les había negado este derecho.

La última de las grandes transformaciones que sufrió nuestro sistema electoral fue la reforma electoral de 1996 que obliga a los partidos a tener al menos 40% de los puestos de la estructura partidaria y candidaturas en mujeres.

Como podemos ver, nuestro ejercicio al voto ha ido transformándose a través de la historia y eso ha permitido que se adapte a las necesidades de cada periodo. Por tanto, para el proceso del primer domingo de febrero, es saludable para nuestro régimen democrático, salir a votar, porque opciones, las hay y de todo tipo. A informarnos como electores y escoger lo mejor para Costa Rica.

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