Ha llegado diciembre, cierto que es tiempo para disfrutar del frío y abrigarse, pero sobre todo, debe ser el momento de preparación para un acontecimiento altamente anhelado. 

Este año que despedimos nos ha tenido inmersos en una pandemia inédita, y en un fuerte trajín de compromisos laborales, académicos, profesionales y hasta empresariales, y quizás esto ha provocado dejar muchas veces de lado, lo esencial de nuestras vidas, compartir plenamente con los seres que mas amamos. 

!Ya podés matricular en la UNED. El éxito te espera!

Mantener los valores como la unión familiar, hacer el bien, reconciliarnos y dar desinteresadamente a ese que lo necesita, y que muchas veces está más cerca de lo que nosotros mismos creemos, practicar el perdón, ser siempre y a toda hora agradecido, generoso y dar abrazos sinceros, son algunas acciones ejemplarizantes que permiten reconocer y practicar que el hecho más importante de la Navidad es el nacimiento del Niño Jesús. Con todo ello, no deberíamos desaprovechar la ocasión para replantearnos seriamente si en nuestra vida diaria, estamos siendo respetuosos de ese invaluable legado de enseñanzas y preceptos que nos dejó el hijo del Todo Poderoso mientras compartió con nosotros. 

Nunca es tarde para reorientar nuestras acciones y por medio de gestos sinceros como dar a un presente a un niño – quizás será el único que ha de recibir en diciembre-, y respetando las medidas sanitarias, invitar a comer a quien no conocemos, visitar a un familiar, amigo o vecino enfermo y hasta visitar a quien no goza de libertad, ha de ofrecernos una profunda paz interna porque los valores cristianos deben ser práctica y vivencia cotidiana.   

Esta hermosa época además de permitirnos entonces  estrechar la unión familiar y que sea un tiempo permanente de dar sin esperar nada a cambio, -solo esa satisfacción citada-, debe invitarnos a mantener el necesario equilibrio para no caer en la tentación del exceso consumista y materialista. Que sea la adquisición de tanto regalito, un complemento simplemente para facilitar el logro de muchos de los anhelos planteados para esta ocasión. Si las duras jornadas laborales nos retribuyen como para poder darnos “unos gustitos” en buena hora, con esto beneficiamos a empresas pequeñas, medianas y grandes que nos ofrecen bienes y servicios que ayudan a satisfacer muchas de nuestras necesidades, pero también la práctica de hábitos efectivos como el ahorro, nunca está de más. 

Que agradable sensación es llegar al tiempo de descanso con la satisfacción de hacer las cosas que debíamos haber hecho, y esto será posible en la medida que nos propongamos ser y comportarnos lo mejor posible con el prójimo. 

Que esos convivios de fin de año con los cuidados del caso con los compañeros y amigos que se mantienen a nuestro lado independientemente de las vicisitudes de la vida, junto con la cena familiar en la noche más hermosa del año y en la despedida de este 2020, para recibir al venturoso y próspero 2021, sean verdaderos momentos para afianzar el mensaje más hermoso y profundo que nos heredó Jesucristo, amar siempre y sin condicionantes a los demás, como él nos amó. Nuestro deseo es que la pasen de lo mejor, y recuerde que nos encontramos de nuevo, muy pronto en enero próximo. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *