• Su ejemplo es digno de valorar para todos

Emmanuel Miranda

HOY EN POSITIVO

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Manuel Montero es un habitante de Pérez Zeledón en la provincia de San José. De joven siempre tuvo un sueño, poder subir al monte más alto de su cantón que es al mismo tiempo la montaña más alta de Costa Rica. Sin embargo, un accidente en el que perdió una pierna parecía un obstáculo para alcanzar esa meta.

El tiempo pasó y Manuel creció; su sueño había quedado allí en lo profundo de su ser y se dedicó a hacer su vida como todas las demás personas. No obstante, él siempre fue muy inquieto con el deporte, esto lo llevó a pertenecer al primer equipo de Pérez Zeledón de futbolistas amputados.

Hace casi un año, surgió la idea de un grupo de personas de subir al Cerro Chirripó. Manuel estaba en el equipo y le ofrecieron la oportunidad de unirse al grupo, la posibilidad de cumplir su sueño no había estado más cerca. Ya este sureño había hecho caminatas de montañismo de unos cinco kilómetros, pero nunca una tan larga y demandante como subir la montaña más alta del país que se encuentra a 3820 metros de altitud.

Sin pensarlo dos veces, Manuel aceptó e inició así la preparación. Más que consciente que subir al Chirripó no es solo querer subir, sino que debe haber un proceso de entrenamiento para lograrlo. Así empezó subiendo el nivel de dificultad y la cantidad de kilómetros recorridos para poder llegar al pico más alto de nuestro país.

La preparación no fue fácil. Manuel no logró entrenar todo el tiempo, debido a que tenía que cumplir el resto de sus obligaciones, así como entrenar con el equipo de futbol de Pérez Zeledón de Liga de Amputados de Futbol.

A pesar de ello, el 25 de diciembre a las 4 de la madrugada, Manuel ya iba rumbo al Cerro, que es el techo de nuestro país. La noche anterior Manuel no podía dormir de la ansiedad y emoción; el 25 caminó con un grupo de 10 compañeros hasta el puesto de los crestones donde pasaron la noche. Descansaron y al día siguiente siguieron su travesía. 

El ascenso no fue fácil, inclusive subiendo sufrió un calambre muy fuerte. “Cuando en futbol uno se arratona, no le queda más que continuar, así lo hice y pude llegar hasta el final”, apunta Manuel Montero.

Después de varios kilómetros lograron su cometido. Para Manuel, ese momento fue recordar la cantidad de veces que se había puesto el sueño de llegar allí, fue demasiado emocionante.

Manuel Montero aconseja a los que quieran hacer la travesía que se animen, pero que entrenen mucho: “no es solo querer hacerlo, hay que saber hacerlo, se necesita entrenar mucho, se necesita mucha preparación” puntualizó Manuel.

Esta historia pretende inspirar a todos aquellos que también se forjan metas, objetivos, anhelos y sueños, en el sentido de que ….

Siempre es posible lograrlo, si el impulso inicial va acompañado de disciplina, sacrificio, esfuerzo, pasión y perseverancia. Todo aquello que podemos colocar en nuestra mente, podremos tenerlo en nuestras manos. 

 

Manuel nos lo ha recordado, no hay límites; es el momento de apartar de nuestras vidas, las distracciones y las excusas. 

Siempre podremos alcanzar todo lo que deseamos de corazón. 

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